El Joker, o cómo incubar una gran marca

 In Branding

The Joker” -El guasón, en español- es la película que está en boca de todos. Protagonizada por Joaquin Phoenix, dirigida por Todd Phillips y con música de Hildur Guðnadóttir, se ha convertido en una verdadera sensación, aclamada tanto por la crítica como por el público.

Se trata de un filme que pareciera utilizar el marco del universo extendido de DC, y a uno de sus más emblemáticos villanos, para hacer una dura y cruda crítica al sistema social, abordando con precisión casi documental el tema de la enfermedad mental. Y tal como la gran obra que es, se puede interpretar desde distintos ángulos, por lo que este artículo se centrará en analizar la película como un ejemplo del proceso de incubación de una marca.

Y es que la historia de Arthur Fleck, tal como evoluciona a lo largo de la trama, cumple con algunas de las reglas fundamentales para conseguir el éxito de una marca. Gracias a su evolución, el Joker termina ocupando una posición preferente entre la población de Ciudad Gótica.

Si bien no es posible describir cuáles son todos y cada uno de los factores indispensables para lograr que una marca tenga éxito -pues hay infinidad de variables que intervienen de diversas maneras tanto en el desarrollo como en el mantenimiento de una marca-, sí se pueden definir algunos factores que sirven para no fracasar en el desarrollo de una marca. En la cinta vemos cómo un joven que padece una enfermedad mental y trabaja como payaso, que tiene el gran sueño de traer risas y felicidad al mundo, se transforma en el Joker, un asesino que es el rostro de todo un movimiento de protesta social.

Estos son algunas de las claves que contribuyen a que el Joker se convierta en una marca de éxito:

 

PROPÓSITO

Tener claro cuál es nuestro aporte para el mundo, es fundamental para poder determinar el camino a seguir y el valor que deseamos transmitir. Arthur, sin dudarlo ni un momento,  está firmemente convencido de que ha nacido para hacer sonreír al mundo y aportar felicidad.

AUTENTICIDAD

Esta se define como la capacidad de ser lo que eres en realidad. Desde donde Arthur lo ve, su evolución radica en aceptar su naturaleza, en lugar de luchar contra de esta. Arthur asume lo que es y lo convierte en la base de todas sus acciones, tal como lo haría una marca.

DIFERENCIACIÓN

Si bien el personaje se mueve dentro de un contexto de imitadores, este logra crear su propia Identidad, ya que se basa en lo que él percibe que realmente es. El hecho de que su personalidad emerja de él, y no de lo que el medio ofrece o exige, le permite diferenciarse del resto. Hay muchos imitadores, pero él es el único Joker.

IDENTIDAD

Un momento clave es cuando Arthur decide autodenominarse Joker. Se distancia de lo que antes fue -Arthur- y lo que los demás proclaman que es -el payaso asesino- para forjar su propia identidad. Este nombre termina siendo el pilar de todo: su propósito, identidad y el producto cultural en que se convierte como ícono de la revolución.

ACTITUD

Arthur se convence de lo que es y representa. Más que un personaje, Arthur es la encarnación de un movimiento social. Es la respuesta a sus necesidades y, eventualmente, se comporta con plena conciencia de esto.

En resumen, el Joker, en muchos sentidos se comporta como las grandes marcas: persigue un propósito, es auténtico, tiene su propia identidad, ofrece lo que el mercado necesita, se diferencia del resto y más que un producto, lo que “vende” son sus ideas.

Fuente:

JOKER: Lecciones de Branding. Recuperado el 14 de octubre de 2019 de http://www.branzai.com/2019/10/joker-lecciones-de-branding.html

 

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