¿Dejaste para hoy lo que pudiste haber hecho ayer?
¡Que no panda el cun…digo… ¡Qué no cunda el pánico!
Qué fácil es creer en nuestra propia eficiencia, hacernos a la idea que todo lo que queramos lograr está al alcance de nuestros dedos a la hora que se nos plazca comenzar la tarea y…bueno, todo esto sería verdad si no viviéramos en la triste realidad que el día solo tiene 24 horas y no, no existe ni existirá ese necesitado día de reposo entre el sábado y domingo.
Pongámonos en la siguiente situación: imaginemos que el día de mañana tenemos un importante proyecto, una presentación o simplemente un día muy importante en nuestro trabajo. Ahora al voltear a nuestro alrededor, nos damos cuenta que ya es medianoche, esa página en Word está vacía y tu cuenta mental regresiva de horas de sueño ha comenzado. Ah, pero claro está, hemos logrado acomodar nuestro cajón de calcetines y tenido la oportunidad de ver los últimos tres capítulos de nuestra serie favorita.
Voy a tomar un momento para suponer que a alguno de ustedes les quedó el saco.
Procrastinar el tiempo es un arte que se domina fácilmente, un vicio más sencillo de obtener que de quitar. Pero, ¿qué es lo peor de todo esto? Sabemos muy bien que estamos desperdiciando valiosos minutos de trabajo por estar tratando de romper nuestro record jugando matatena. En pocas palabras: nos hacemos patos.
¡Sí, claro! Podemos seguir quejándonos de nuestra situación y sentir lástima por nuestra falta de organización, fuerza de voluntad y tiempo. Tip de vida: Eso no va a cambiar nada. ¿Qué queda por hacer? Bueno, después de tantos años de experiencia de encontrarme en esta situación, he recopilado los cinco puntos que considero más importantes de estar trabajando bajo presión y con una ridícula cantidad de sueño.
- Te aconsejo hacerte una muy buena taza de café. Ojo: máximo dos tazas. Más de eso solo provocará que tengas un episodio de ADHD y no hagas absolutamente nada. Entre taza y taza, intenta tomar vasos de agua natural helada.
- Cierra sesión en redes sociales y olvídate del celular. Tan fácil y sencillo como eso. Hazlo.
- Escribe una lista de aquello que tengas que hacer. Ordena las cosas por orden de importancia y anota una cantidad de tiempo de dedicación para cada una. Considera si hay alguna que puedas completar si despiertas un poco más temprano al día siguiente.
- No puedo repetir esto suficientes veces: es absolutamente necesario el tomar descansos de vez en cuando. Toma diez minutos para aclarar tu cabeza cada vez que termines con alguna tarea. Escucha música, estírate y camina un rato. El estar sentado frente a una computadora por siete horas seguidas no le hace bien a nadie.
- Hablo desde el fondo de mi corazón: Dormir tan siquiera una hora es mucho, mucho mejor que no dormir. Nuestro cuerpo necesita desconectarse por un momento y recuperarse. Por más que creamos que en lugar de “desperdiciar” esa hora en tomar un descanso, es mejor aprovecharla y tomar el siguiente día como venga…no es una buena idea. Claro, mas que estés dispuesto a elevar tu consumo de cafeína y tengas muchas ganas de pensar que estás caminando sobre la cuerda floja aunque te encuentres sobre una superficie totalmente plana.
¡Felicidades! Ahora que has terminado tu maratón de productividad, es tiempo de descansar esos ojos y rogarle a tu subconsciente que escuche el sonido del despertador en las próximas horas.
Por: Balila Schmal – SBGDL