Me dueles México
Qué más se puede decir de un país que normaliza lo que no es normal, un país que respira violencia, donde ser estudiante es un crimen y los policías en vez de proteger, silencian al pueblo con balas. Qué le puedo responder a un padre de familia que ve correr el calendario, un mes y contando, mientras se le ha arrebatado un hijo de los brazos: “Espero, porque yo sé que mi hijo está vivo y será maestro…” Me dueles México. Me dueles mucho.
Qué puedo decir de ti “México lindo y querido”, qué más puedo decir de ti. Qué puedo decir de un país que siembra cuerpos, indiferencia; un país de víctimas y fosas, de impunidad, un país donde las historias y los rostros se convierten en cifras. Un país que ya parece panteón. Me dueles México.
Me siento parada en un abismo de cadáveres, tengo miedo, no sé hacia donde caminar. Cuarenta y tres compañeros desaparecidos, cuarenta y tres hijos, cuarenta y tres sueños difuminados.
¿Cómo reaccionar ante una cifra tan monstruosa que no es más que el resultado de las múltiples formas de violentarnos los unos a los otros en lo cotidiano?
¡Porque quiero un país donde no haya asesinatos! Un país donde la ilegalidad no sea el pan de cada día y nos atrevamos a cuestionar la normalidad. Donde la legitimidad no se exprese despersonificando ni desollando rostros. No quiero ser una cifra más, no quiero ser el número cuarenta y cuatro.
México, no te quiero indiferente. No te quiero indiferente con el otro: el otro que también soy, pues soy otro cuando soy. Hoy, una parte de mi también desapareció. Desapareció con los cuarenta y tres. Desapareció todos los demás.
¿Por qué México? ¿Por qué si no siempre fue así? Y quiero creer que no siempre lo será.
¿Quiénes son ellos México? Si no son los cuarenta y tres, entonces ¿Quiénes son? ¿Sabes quiénes son sus padres? ¿Por qué nadie pregunta por ellos? ¿Dónde está Benjamín Asencio? ¿Dónde están sus compañeros? Dime México ¿Quiénes son los culpables?
Quiero despertar de esta pesadilla, no quiero creer que los victimarios fueron escogidos por mí, me rehúso a creer que fue el Estado.
Ayúdame México. Ayúdame a volver a creer. Escúchame y no me calles. No me obligues a dejar los libros y tomar las calles para responderte de la misma forma como tú me has tratado. Porque voy a luchar México, no voy a pasar indiferente. Ya no más. Ni uno más.
Por: Natalia Ramírez-SBGDL