Sentados y listos para escuchar la sabiduría de la abuela

 In OCHO Social
[:es]

Combinación de lágrimas, risas, sonrisas, gratitud, unión fue lo que se vivió en el Encuentro de Neochamanismo y Espiritualidad Ancestral organizado por Diálogo Multicultural Universal de la Fundación Carpe Diem Interfé.

El sol brillaba con intensidad. Parecía un domingo, pero en realidad era sábado. El encuentro comenzó con cantos, tambores e incienso. Todos se acomodaron en un círculo alrededor de la fuente que se encontraba justo en el centro de la Casa Lahak, ubicado en el centro de Guadalajara. Norte, Sur, Este y Oeste, las manos se elevaban al cielo y una sola voz, compuesta por muchas, se evaporaba en las nubes.

La abuela Evelia, chamana dedicada al conocimiento ancestral para formar hombres y mujeres medicina, inició el encuentro. Con rostro sonriente y ojos de paz se sentó en una silla, justo enfrente de todos y, como en los cuentos, todos estaban sentados y listos para escuchar la sabiduría de la abuela.

“El tiempo de ahora es el perdón, compasión y unidad” dijo, con voz fuerte. “veamos con el ojo interior… conectarse con uno mismo”.

La bioprogramación chamánica es una disciplina ancestral, que libera programas mentales y subconsicentes del pensamiento. “Sanarte tú, para sanar la tierra”, enunció.

La abuela Evelia contó una de sus experiencias y de cómo su guía le indicaba el “por aquí” de su camino; de su misión. De cómo “cuando vienes a hacer tu trabajo todo se nos da; todo viene”. También habló de los hombres y mujeres medicina que son personas sanadoras; cuyo guía les indicó el camino a través de los sueños o señales. “Sigan los mensajes”, aconsejó.

Después de hacer ejercicios para escuchar “el sí y el no” de los guías espirituales, la abuela Evelia tomó dos agujas para medir las vibraciones del grupo. “Inhalo mi propia energía, suelto la que no”, indicó. Silencio se respiraba en el ambiente. Todos los participantes tenían los ojos cerrados. Parecían dormidos. Era un encuentro con ellos mismos.

-Todos estamos interconectados. Somos uno. Nosotros elegimos sufrir o ponernos en el presente-, finalizó la abuela Evelia.

 Por Isabelana Noguez

 Voluntaria Fundación Carpe Diem Interfé

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Combinación de lágrimas, risas, sonrisas, gratitud, unión fue lo que se vivió en el Encuentro de Neochamanismo y Espiritualidad Ancestral organizado por Diálogo Multicultural Universal de la Fundación Carpe Diem Interfé.

El sol brillaba con intensidad. Parecía un domingo, pero en realidad era sábado. El encuentro comenzó con cantos, tambores e incienso. Todos se acomodaron en un círculo alrededor de la fuente que se encontraba justo en el centro de la Casa Lahak, ubicado en el centro de Guadalajara. Norte, Sur, Este y Oeste, las manos se elevaban al cielo y una sola voz, compuesta por muchas, se evaporaba en las nubes.

La abuela Evelia, chamana dedicada al conocimiento ancestral para formar hombres y mujeres medicina, inició el encuentro. Con rostro sonriente y ojos de paz se sentó en una silla, justo enfrente de todos y, como en los cuentos, todos estaban sentados y listos para escuchar la sabiduría de la abuela.

“El tiempo de ahora es el perdón, compasión y unidad” dijo, con voz fuerte. “veamos con el ojo interior… conectarse con uno mismo”.

La bioprogramación chamánica es una disciplina ancestral, que libera programas mentales y subconsicentes del pensamiento. “Sanarte tú, para sanar la tierra”, enunció.

La abuela Evelia contó una de sus experiencias y de cómo su guía le indicaba el “por aquí” de su camino; de su misión. De cómo “cuando vienes a hacer tu trabajo todo se nos da; todo viene”. También habló de los hombres y mujeres medicina que son personas sanadoras; cuyo guía les indicó el camino a través de los sueños o señales. “Sigan los mensajes”, aconsejó.

Después de hacer ejercicios para escuchar “el sí y el no” de los guías espirituales, la abuela Evelia tomó dos agujas para medir las vibraciones del grupo. “Inhalo mi propia energía, suelto la que no”, indicó. Silencio se respiraba en el ambiente. Todos los participantes tenían los ojos cerrados. Parecían dormidos. Era un encuentro con ellos mismos.

-Todos estamos interconectados. Somos uno. Nosotros elegimos sufrir o ponernos en el presente-, finalizó la abuela Evelia.

 Por Isabelana Noguez

 Voluntaria Fundación Carpe Diem Interfé

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